sábado, 10 de mayo de 2014

CUANDO TÚ NO ESTÁS


No he sentido tan cerca el silencio, tan frío el viento, tan intenso el miedo y tan inseguro mi andar, así de dramática se pone la vida de uno cuando se encierra en casa para no asomar el rostro por la ventana y ver intentar vivir a los demás.

Te aíslas, no quieres saber nada de nadie y hasta piensas específicamente que no quieres en realidad; no quiero llamadas, no quiero un te quiero, tampoco los quieres dar y sobre todo no quieres a los "Testigos de Jehová" un domingo por la mañana tocando la jodida puerta con tal autoridad que uno se levanta casi corriendo para salir uyendo pensado que llegó el esposo de la chica con la que has pasado la noche, pero no, estás jodido, estás jodidamente jodido, no hay esposo, ni chica, solo tú en boxer parado en tu puerta echo todo un pelotudo y un par de "Testigos de Jehová" con su letreraso tatuado en la frente de: buenos días hermano.
Los miras encabronado total y gritas: no sé "Dios" señores pero yo a ustedes no los perdono ni cagando seguidamente de un, que tengan buen día les cierras la puerta. Definitivamete así no se puede vivir, ya no hay ganas de buscar roce ni algún mínimo contacto social, luego te pones uranio, ermitaño, renegón, arisco, bestia, animal antisocial.
 
Fumas, tomas, ríes, escribes, sueñas, cantas, saltas de vez en cuando para saber si realmente no puedes flotar, caes, lloras, te quieres levantar como siempre, pero ya no es igual, ahora lo piensas, dos, tres, cuatro, cinco veces hasta que te das cuenta que ya no te puedes levantar, así que te arrastras, pero tampoco puedes porque eres gordo, entonces ruedas, así que ahora ya no saltas, ni te paras, ni te arrastras, ahora ruedas y no importa porque el fin es encontrar la formar de a avanzar. 

Perfecto brillo, perfecto silencio.
Hablas, hablas mucho, hablas, como mierda, hablas con nadie, contigo mismo, con los muebles, con la foto de tamaño carnet que encontraste en aquel asiento de la biblioteca estatal, hablas con los zapatos, zapatillas y hasta le hablas a la matequilla, en realidad le hablas a todo, no importa si no hay respuesta lo importante es hablar, entender que hay alguien que te escucha y no pides más porque así te sientes a gusto, porque no es como allá afuera donde todos sufren del mal de estar siempre bien, por que allá afuera nadie, absolutamente nadie está mal, todos están bien, hola cómo estás? - Bien - hola cómo te va? - Bien - Cómo te va en la universidad? - Bien.

Además allá afuera están todos, todos los que te dijeron no, los que te dejaron, los que te humillaron, los que te estafaron, los que nunca te pagaron, los que siempre te buscan para pedirte cosas, los que nunca te invitaron y luego cuando te ven te preguntan por qué no fuiste y peor aún allá afuera están todos los fanáticos religiosos especialmente los "Testigos de Jehová".

Así que no señor, yo aquí me quedo, yo de aquí no salgo, ni cagando salgo, así se venga el anciado temblor, así sea grado dos o diez, no salgo ni huevón y no pienses en venir y no pienses que te quiero aquí, no quiero a nadie y si nadie me quiere mejor aún, yo me quedo aquí contando mis pares de medias y hablando con el tenedor, con las toallas y el colgador.

Así me siento mejor, así me siento cuando tú no estás aquí.


                        - FIN -
  

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